Lo primero que hay que tener en cuenta a partir de los 50 años, antes de hablar de la eyaculación precoz, es que el hombre experimenta cambios importantes relacionados con la sexualidad.
A partir de los 40 años y, sobre todo a partir de los 50, el cuerpo sufre muchas transformaciones. Si nos centramos en las relacionadas con la sexualidad, debemos destacar:
- La disminución del deseo sexual.
- Las dificultades para alcanzar o mantener la erección, que se experimenta como una disminución de la rigidez.
- La desaparición de las erecciones espontáneas nocturnas y matutinas.
- La respuesta sexual ante un estímulo puede ser más lenta y menos extensa, logrando más excitación a través de las caricias continuas que de las fantasías, al contrario que en la juventud.
- El deterioro del rendimiento físico, social y mental, lo que puede reducir la líbido.
- La posibilidad de desarrollar infecciones de orina o problemas de próstata.
- Cambios en la eyaculación. Su fuerza y volumen se ve reducida, lo que hace disminuir el placer y el sentido de la masculinidad.
Todo esto puede llevar al hombre a un estado depresivo, retraído o con tendencia al aislamiento, ya que puede ser complicado aceptar todos estos cambios.
No obstante, además de tener en cuenta que esos cambios pueden afectar al desarrollo de las relaciones sexuales a esta edad, debemos poner una especial atención a la andropausia.
La andropausia es el conjunto de cambios físicos, psíquicos e intelectuales como consecuencia de alteraciones hormonales que suceden entre los 40 y los 55 años.
También se le denomina como síndrome de deficiencia de testosterona puesto que esta alteración en las hormonas masculinas (también llamadas andrógenos) provoca la disminución de los niveles de testosterona en los hombres, lo que da lugar a la disminución de las capacidades sexuales.
Esto ocurre de forma gradual y puede provocar cambios de actitud y estado de ánimo, fatiga, pérdida de energía y pérdida de agilidad física.
Las investigaciones realizadas sobre eyaculación precoz en hombres que rondan los 50 años de edad no concluyen que ésta sea un factor de riesgo determinante, es decir, que pueden sufrirla al igual que cualquier hombre que se encuentre en otra franja de edad.
No obstante, debido a los particulares cambios relacionados con la sexualidad que indicamos que el hombre sufre a esta edad, se debe llevar un cuidado especial para prevenir su aparición y paliar los efectos negativos de las variaciones físicas propias de esta etapa de la vida.
Una de las cuestiones que más preocupa a esta edad es la disfunción eréctil, que empieza a aparecer sobre los 40 y puede hacerse más severa a partir de los 50, al igual que los problemas del deseo sexual por lo que, si se empiezan a padecer, es muy importante frenar su avance consultando con un experto en salud sexual masculina, ya que, mientras que la eyaculación precoz suele tener un origen en su mayoría de veces psicológico, la disfunción eréctil en el 90 % de los casos proviene de un problema de salud.
Para reducir el impacto que produce el envejecimiento en la calidad de vida sexual, se deben tener en cuenta varias recomendaciones como:
- No abandonar la práctica sexual.
- Mantener una actividad física regular.
- Tener una alimentación sana y equilibrada.
- Buscar técnicas de regulación del estrés y la ansiedad.
- Cuidar nuestro sueño para asegurarnos de que dormimos el tiempo necesario.
- No consumir medicación sin control médico.
Y sobre todo, si se detecta que estos cambios están afectando a la calidad de la vida sexual, no automedicarse ni buscar remedios que prometen soluciones rápidas como sprays, sino contactar con un terapeuta sexual o un psicólogo que nos pueda orientar y prescribir un tratamiento o una terapia orientados a minimizar los riesgos de sufrir eyaculación precoz.
